Ir al contenido principal

425. Enrique Esteban, el silenciado alcalde de Fuentes Claras

El Periódico de Aragón, 14 de julio de 2024

Muchos han sido los damnificados por los conflictos armados sufridos en España. En especial, las cuatro guerras civiles padecidas durante los siglos XIX y XX

Lejos quedan las tres primeras, en nombre del carlismo, libradas entre 1833 y 1875, cuyos ecos casi se han apagado por el tiempo transcurrido. No así con la cuarta: la guerra civil, aún actual por sus consecuencias durante y después del conflicto. Después de casi nueve décadas aún no se ha reparado a parte de sus afectados y sus familias, en su mayoría del bando perdedor, amén de la posguerra y el obligado silencio al que fueron sometidos. Queda pendiente la localización y entierro digno de miles de víctimas; pero también la rehabilitación de quienes sobrevivieron y fueron represaliados, tratados como ciudadanos de segunda y estigmatizados de por vida.

Uno de ellos fue Enrique Esteban Julve, alcalde de Fuentes Claras (Teruel) durante todo el periodo republicano. A causa de su filiación política y activismo social, su figura fue totalmente borrada por sus ideas, oficialmente equivocadas en tiempo y lugar. Muchos como él sobrevivieron pero fueron señalados hasta su muerte y luego olvidados, hasta para sus vecinos y allegados.

Esteban nació en Fuentes Claras el 5 de febrero de 1893 y fue labrador de profesión. Nació en el seno de una familia sencilla, una de tantas de este pueblo del Jiloca. Casó con Virginia Bella Latorre y tuvieron cuatro hijos, estableciendo su residencia en la Calle la Plaza nº 13, casa ubicada en pleno centro urbano pero humilde, como la de la mayoría de sus convecinos. Dado su origen estaba destinado a llevar una existencia dedicada a las tareas del campo, marcada por el duro trabajo y el analfabetismo funcional. Sin embargo, desarrolló una fuerte vocación política que le permitió implicarse en la vida social del municipio. Durante los años veinte fue miembro del Sindicato Agrícola Católico local, unido a la Federación Turolense de Sindicatos Agrícolas Católicos (FTSAC), y en los treinta su figura irrumpió con fuerza en la política local.

Fue escogido edil en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 (que dos días después llevaron a la proclamación de la II República), en que fue escogido alcalde Pedro Manuel Pérez Fuertes, concejal de derechas, al obtener mayoría. Sin embargo, una serie de irregularidades (en paralelo a otros municipios del Estado) llevaron a la repetición de los comicios.

Esteban se presentó en la Conjunción Republicano-Socialista (CRS), que aglutinaba las formaciones de izquierda y obtuvieron mayoría. El 31 de mayo de 1931 fue proclamado alcalde de Fuentes Claras. A partir de entonces pretendió llevar a cabo un programa de gobierno municipal con el propósito de mejorar el nivel de vida de sus conciudadanos mediante diversas iniciativas, poco estudiadas y olvidadas, en paralelo al proceso que se vivía en el resto del Estado. En primer lugar, impulsar la construcción de unas nuevas escuelas, hasta entonces alojadas en dependencias precarias e insalubres. El 8 de marzo de 1932 salieron a subasta pública las obras por valor de 69.745,93 pesetas, una suma entonces considerable. El proyecto se llevaba a cabo en paralelo al esfuerzo de la República, que en muchos lugares generó movimientos de resistencia dada la elevada inversión que suponían y recaer el esfuerzo económico sobre todo en las rentas más altas. Esto se materializó en Fuentes Claras en un incidente sorprendente.

El 7 de octubre de 1932 el alcalde recibió en el Ayuntamiento la comisión que solicitaba la suspensión del cobro municipal extraordinario destinado a financiar la nueva escuela. Ante su negativa, un grupo de mujeres inició en el exterior una ruidosa algarada a base de improperios e insultos. El alcalde ordenó cerrar la casa consistorial, pero las mujeres arrollaron al alguacil e irrumpieron en el salón de sesiones, increpando al alcalde. Éste intentó llamarlas al orden pero se abalanzaron sobre él, le arrebataron la vara de mando e intentaron arrojarle por el balcón, aparte de causarle daños físicos y destrozar diversa documentación. Las mujeres le mantuvieron preso hasta que llegó la Guardia Civil para restablecer el orden, permaneciendo varios días hasta que se serenaron los ánimos.

Las mujeres actuaron instigadas por sus maridos, también dirigentes del Centro Radical, vinculado al PRR (Partido Republicano Radical) de Alejandro Lerroux, a cuyo alrededor se organizaron las fuerzas opositoras lideradas por las familias más pudientes. A raíz de los incidentes, en marzo de 1933 cuatro de ellas fueron llevadas ante los tribunales acusadas de desacato, siendo finalmente absueltas.

Durante varios días este incidente apareció en la prensa de toda España y algún medio llegó a decir, con cierta sorna, que “En Fuentes Claras gobiernan las mujeres unas horas”. Pese al incidente, las escuelas siguieron adelante. El 2 de octubre de 1933 se publicaba el proyecto en la Gaceta de Madrid (hoy BOE), obra del arquitecto Juan Antonio Muñoz Gómez, autor de numerosas escuelas rurales de la provincia turolense; y se aprobaba provisionalmente una subvención de 40.000 pesetas (el máximo permitido), si bien el edificio no se terminaría hasta los años cuarenta.

Después de las elecciones generales de noviembre de 1933 llegó al gobierno español una coalición de centroderecha. Dado que entonces los gobernadores civiles provinciales tenían la potestad de nombrar alcaldes sin contar con las mayorías de cada municipio, muchos fueron sustituidos por otros más afines al nuevo gobierno. Entonces Esteban se encontraba políticamente en la órbita del PSOE; más tarde se vinculó a IR (Izquierda Republicana), partido fundado por Manuel Azaña en 1934. Mientras, a nivel sindical mantuvo su pertenencia al Sindicato Agrícola Católico hasta incorporar (o sustituir) su afiliación a UGT. Sin embargo, siguió como alcalde; posiblemente su figura no fuese relevante al tratarse de un municipio pequeño, sin importancia estratégica. Con todo, la oposición y los incidentes no cesarían.

Otro hecho convulso se dio con la Ley de Reforma Agraria, que ejecutada en Fuentes Claras pretendía parcelar las propiedades de grandes tenedores. Fue especialmente tenso el incidente acaecido el 31 de marzo de 1936 en las tierras de José Juste Recio (a la postre, también concejal), que llevó a la detención por la Guardia Civil de los parceladores enviados por el Ayuntamiento. Ello originó una manifestación popular de apoyo a los detenidos que generó diversos altercados, incrementando la tensión social existente. Todo ello en paralelo a lo que sucedía en todo el país y que desembocó en el golpe militar del 18 de julio.

Al estallar el golpe de estado, Esteban permaneció en Fuentes Claras a la expectativa. Seis días después, al confirmarse el triunfo del levantamiento, escapó a zona republicana. Llegó hasta Valencia y, entre otras ocupaciones, fue vigilante de un campo de prisioneros del bando sublevado. Finalizada la guerra fue apresado el 11 de abril de 1939 y recluido en San Miguel de los Reyes (Valencia), antiguo monasterio que funcionaba como presidio. Esteban fue juzgado, acusado de “actividades antipatrióticas y contrarias al Movimiento Nacional” y condenado a 12 años de cárcel. Además, en 1941, el Tribunal de Responsabilidades Políticas le impuso una multa de 10.000 pesetas por sus actividades políticas (entonces los ingresos medios anuales de un agricultor rondaban las 4.000 pesetas).

No acabó ahí el calvario, pues sus tierras le habían sido incautadas al empezar el conflicto. Lo único positivo fue que pudo salvar la vida. Cumplió su pena en la misma prisión de San Miguel de los Reyes, hasta que el 4 de noviembre de 1944 le fue concedida la condicional y pudo volver a Fuentes Claras. En 1958 alivió su situación en parte al ser indultado de la multa económica, pero siguió marcado como “desafecto al régimen” toda su vida. Vivió anónimamente y apartado de toda actividad pública hasta su muerte el 13 de mayo de 1968, a los 75 años.

Pese a haber sido su único alcalde durante la II República y a sus esfuerzos por dar a Fuentes Claras un futuro más esperanzador e ilusionante, hoy la figura de Enrique Esteban Julve es desconocida. La guerra y su pertenencia a los perdedores decretaron el borrado de la historia por mantener ideas oficialmente equivocadas y estar en el bando equivocado. Como a tantos otros, se le trató como si jamás hubiera existido. Al menos, hasta hoy.

Mi agradecimiento a Plácido Díez Bella y Serafín Aldecoa Calvo por su valiosa ayuda para redactar este artículo.