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409. Fernando Mateo, maestro de Fuentes Claras

La Tajadera (núm. 56-57), primavera de 2024

Hasta la fecha van creciendo los trabajos que publican información extensa y detallada sobre nuestros pueblos. En el caso de Fuentes Claras aún queda mucho por hacer desde cualquier enfoque, tanto divulgativo como especializado; además, nunca existió ninguna figura de carácter erudito aficionada a compilar datos e historias locales (médicos, notarios, farmacéuticos, personas de leyes etc.), frecuentes en municipios mayores. Sin embargo, existe un caso que con objetivos y pretensiones más modestas es referencia imprescindible para cualquier estudioso. Se trata del Programa de enseñanza social, trabajo impulsado en 1948 por Fernando Mateo Ros, maestro de Fuentes Claras entre 1946 y 1954.

Nuestro protagonista nació en Mora de Rubielos, en 1916. Era hijo de Sebastián Mateo Lorente, natural de Gea de Albarracín, destinado allí como practicante, y Ernestina Ros Agustín, natural de Mora de Rubielos. Además, su abuelo era propietario del carruaje que transportaba los pasajeros desde la estación de ferrocarril cercana a la población. Luego la familia se mudó a Peralejos de Alfambra, donde fue destinado su padre, y finalmente a Teruel, donde Fernando cursó el Bachillerato y la carrera de Magisterio. Al estallar la Guerra Civil fue movilizado y participó en la batalla del Ebro, siendo herido y después hospitalizado en el Hospital de Sant Pau de Barcelona.

Acabada la guerra, en 1941 aprobó las oposiciones al Magisterio Nacional. Fue destinado inicialmente a Blancas, pero en 1946 obtuvo su destino definitivo: Fuentes Claras. Ejerció en las Escuelas Viejas, edificio diseñado en 1933 por Juan Antonio Muñoz Gómez, autor de destacados edificios de la capital turolense, pero no acabado hasta los años 40 (y por desgracia derribado en 1990). Aunque Fernando Mateo llegó en tiempos muy difíciles, en plena posguerra, procuró desempeñar su trabajo con devoción y procurando que sus alumnos aprendieran lo más y mejor posible, superando carestías y dificultades. Y como veremos, su aportación acabó trascendiendo el ámbito educativo.

Así, durante el curso 1948-49 sus alumnos llevaron a cabo el denominado Programa de enseñanza social, consistente en llevar a cabo un amplio trabajo de investigación sobre Fuentes Claras durante el curso escolar. Se planearon ocho unidades, distribuidas en otros tantos meses que coincidían con el año lectivo:

Octubre. Calidad y tendencia de la población
Noviembre. Tipo y situación de la localidad
Diciembre y enero. Historia del lugar
Febrero. Trabajo y tipo de vida
Marzo. Vivienda
Abril. Gobierno, higiene y servicios sociales
Mayo. Diversiones y cultura
Junio. Vida religiosa

El trabajo fue llevado a cabo por dos equipos de cuatro alumnos cada uno. Cada equipo se encargaba de cuatro unidades de trabajo, subdivididas en cuatro partes (una por semana), redactadas por cada uno de los componentes del equipo. Todas las unidades fueron elaboradas con profusión de datos y detalles, cuidada caligrafía y expresión escrita, complementadas con gráficas, mapas y dibujos, en una presentación general impecable. Todo ello superando dificultades como la falta de libros de consulta, materiales adecuados para el trabajo y sobre todo la ausencia de trabajos previos acerca del pueblo, que fueron suplidos con ganas y entusiasmo. Cuando los alumnos terminaron el trabajo abarcaba casi 350 páginas escritas a mano en media docena de cuadernos.

La idea del Programa fue sugerida por el entonces Inspector Jefe de Primera Enseñanza provincial en Teruel, Juan Espinal Olcoz (1888-1953), que lanzó la iniciativa de desarrollar este proyecto en todos los centros escolares de la provincia. En seguida Fernando Mateo hizo suyo el proyecto, aplicando las tesis del pedagogo Víctor García Hoz (1911-1998), y el resultado final fue premiado por el propio Espinal.

De este modo, con pretensiones puramente pedagógicas y formativas, Fernando Mateo impulsó y dirigió un interesantísimo trabajo de campo sin precedentes. Sus alumnos, sin ser conscientes de ello, elaboraron un valioso documento para la posteridad que ha recogido y conservado aspectos fundamentales de Fuentes Claras desde todo tipo de perspectivas. En el Programa de enseñanza social disponemos de un valioso trabajo sobre historia, sociología, costumbres y personajes, entre otras disciplinas. Datos que perviven en la memoria popular, pero que se pierden si falta el necesario apoyo escrito que los ordene y conserve.

Fernando Mateo casó en Fuentes Claras con Juana Esteban Pellicer. Tuvieron dos hijos, más un tercero que ella tuvo en segundas nupcias. Desgraciadamente su vida fue breve y no tuvo tiempo de acometer nuevos objetivos: falleció prematuramente a los 38 años, tal vez a causa de las secuelas físicas que arrastraba desde la Guerra Civil. En total ejerció como maestro de Fuentes Claras durante ocho años.