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393. Fuentes Claras, 60 años como capital del frío

El Periódico de Aragón, 17 de diciembre de 2023

En 1963 la localidad turolense registraba –30 grados centígrados, aún récord en zonas habitadas de España

Hoy 17 de diciembre se cumplen 60 años de los –30 ºC de temperatura registrados en el observatorio meteorológico Calamocha-VOR, en el término municipal de Fuentes Claras (Teruel). La medición continúa siendo la más baja registrada en zonas habitadas de España desde que hay datos oficiales a cargo de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y pone de manifiesto las peculiares condiciones de la Comarca del Jiloca, lo que ha propiciado episodios de frío extremo con pasmosa regularidad y por ello ha sido objeto de estudios científicos, más allá del hecho puntual.

Las instalaciones del observatorio Calamocha-VOR testigo del record aún existen, a las afueras de Fuentes Claras, en un viejo edificio cercano a la Autovía Mudéjar. Sin embargo, sus orígenes hay que buscarlos en el antiguo aeródromo militar de Calamocha, construido en 1928. Allí funcionaron un aerofaro y un observatorio con la finalidad de supervisar el tráfico aéreo y las condiciones atmosféricas, al encontrarse estratégicamente en el pasillo aéreo entre Madrid y Barcelona.

En los años 50 las instalaciones quedaron obsoletas y el Ministerio del Aire construyó un nuevo centro en Fuentes Claras, cinco kilómetros más al sur, a mayor altitud y más propicio para comunicaciones por radio. En 1959 entró en funcionamiento la nueva estación de comunicaciones y radiofaro omnidireccional (VOR), que poco después incorporó el observatorio meteorológico. Así fue como el observatorio Calamocha-VOR, ya ubicado en Fuentes Claras, registró el 17 de diciembre de 1963 el famoso récord del frío de –30 ºC. El resto es historia.

Con los años el edificio quedó obsoleto; pero sigue en pie. Eso sí, fue reemplazado por las modernas instalaciones actuales, totalmente automatizadas, apenas a 700 metros y también en Fuentes Claras. Allí funciona el centro de comunicaciones, el radiofaro omnidireccional (VOR) y el equipo medidor de distancia (DME), gestionado por AENA. No así la estación meteorológica, que retornó a Calamocha en 1985 y hoy está ubicada al norte de su núcleo urbano.

Actualmente diversos monumentos recuerdan aquella efeméride. En Calamocha, una placa en la plaza del Peirón (2017) y una escultura en el paseo San Roque (2022); en Fuentes Claras, un monolito a la entrada del pueblo (2018). Ambas poblaciones conmemoran el registro por diversos motivos: en Calamocha, como origen del observatorio y portador de su nombre; en Fuentes Claras, por ser donde se ubicaba el observatorio y se registró la medición. En todo caso, el frío se hizo notar en una amplia franja territorial, tanto de la provincia de Teruel como de Guadalajara y Zaragoza, aunque ningún punto llegó al extremo registrado en el observatorio del Jiloca.

En su tiempo el récord apenas llamó la atención. Más adelante, su perdurabilidad hizo notar que estábamos ante un fenómeno meteorológico excepcional que requería un estudio en detalle. Así, el periodista y especialista en divulgación científica Vicente Aupí publicó el libro El Triángulo de Hielo. Estudio climático del polo del frío español (Dobleuve, 2013) que popularizó el concepto de Triángulo del Frío, referencia geométrica cuyos vértices se sitúan en Teruel, Calamocha y Molina de Aragón. Así llamado no sólo por el record (que no deja de ser llamativo), sino por la frecuencia de temperaturas inferiores a –20 ºC registradas durante décadas en la zona y los recurrentes episodios de frío extremo.

Aupí ha estudiado las particulares condiciones de la comarca, dada su posición orográfica: su elevada altitud, entre 900 y 1.000 metros; su desprotección frente a los gélidos vientos del norte (en especial el Cierzo); la ausencia de barreras montañosas que la protejan; su orografía en forma de cuenca, causante de que los flujos de aire frío queden estancados durante días. Y tres elementos muy habituales en invierno: cielo despejado, calma atmosférica y suelo nevado. La combinación de todos ellos ha propiciado situaciones climatológicas extremas que se repiten año tras año en el valle del Jiloca.

La subida generalizada de las temperaturas medias a lo largo de este siglo supondría una menor frecuencia de olas de frío, haciendo improbable que el récord sea superado. Y aunque el cambio climático también puede acentuar los episodios de clima extremo, parece previsible que el record seguirá como referencia durante mucho tiempo. Precisamente estos días se celebran en Fuentes Claras diversos actos que recuerdan la efeméride, sabedores de la trascendencia, y para los cuales seguirá siendo necesario abrigarse, pase lo que pase en el futuro.