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374. El tranvía de Viena. Sugerencias para una nueva red viaria en Palma

Diario de Mallorca, 7 de agosto de 2023

Hace un tiempo tuve la oportunidad de visitar Viena, uno de los centros culturales y políticos de referencia. La ciudad mantiene cierto renombre bajo pautas algo estereotipadas por su pasado histórico y cultural, haciendo equilibrios con la acechante gentrificación que amenaza con homogeneizar la ciudad a golpe de tópicos y suvenires. Siguen en pie determinados estándares, inamovibles con el paso del tiempo y a los que es casi imposible sustraerse, como ocurre hoy con cualquier destino turístico de referencia. El turismo vienés es muy diferente del mallorquín y, pese a destacar más su perfil cultural, no está exento de la acechante masificación.

Cada ciudad tiene su sonido y Viena no es una excepción, en perfecta armonía con sus calles y plazas. Transmite aire de ciudad señorial y ordenada, de buenos servicios públicos y ciudadanos conscientes del privilegiado lugar donde viven. Llama la atención el uso del transporte público sin pasar por tornos o máquinas validadoras, acorde con una educación cívica impensable en nuestras latitudes: un pacto de confianza mutua y respeto a normas establecidas, compatible, eso sí, con patrullas de revisores que imponen convincentes multas a los infractores.

Dentro del entramado de transporte público destaca su imponente red de tranvías (Strassenbahn). A diferencia de otras ciudades, durante el siglo XX no perdió protagonismo en favor de otros medios de transporte y se preservó como seña de identidad de la capital. Hoy mantiene unas 30 líneas, con mil paradas, 225 km de vías y unos 300 millones de pasajeros anuales. Es una de las redes más extensas del mundo, resistiendo cuando coche y autobús amenazaron su supervivencia. No así en otros lugares, como Palma.

Pese a las diferencias entre ambas, Viena puede ser referencia para reimplantar el tranvía en Palma y con vistas a desarrollarlo en caso de éxito, siempre que haya liquidez suficiente para llevarlo a cabo. La moderna estructura urbana de Viena se fundamentó en las amplias avenidas que circunvalan el casco histórico; donde estuvo el recinto amurallado hoy existe la Ringstrasse (anillo viario), en cuyo trazado se alzaron los monumentales edificios públicos de la ciudad y que fue referencia para planificar su crecimiento en forma radial, incluida su red de tranvías. Así, las principales líneas tranviarias discurren por la Ringstrasse, distribuyen el tráfico de la ciudad y mantienen su protagonismo como transporte. Este punto fue clave para consolidar su importancia estratégica y su prestigio social, aun ocupando en la calzada un espacio incompatible con otros medios de locomoción.

El paralelismo entre el anillo viario con el de Palma es evidente, por su historia común y centralidad viaria actual, así como el carácter radial de sus respectivos trazados urbanos. Así, como en Viena, el tranvía de Palma debería plantearse desde la centralidad, la utilidad directa para el ciudadano y un marcado protagonismo. Esto sería posible con una ruta de circunvalación a través de Avingudes, Passeig Marítim y Passeig Mallorca, culminando un anillo viario similar a la Ringstrasse.

El trazado sería idóneo bajo varios puntos de vista. Por un lado, como línea de referencia para crear otras nuevas posteriores, siempre que la aceptación fuese notable. Por otra parte, dada su ubicación estratégica, serviría de conector de los diferentes servicios de transporte que convergen en el centro (bus, metro, taxi o Bicipalma). Finalmente, el consenso sería mayor al priorizar un trazado de servicio al ciudadano, en detrimento de itinerarios periféricos que suscitarían sensaciones de agravio o de beneficio a otras zonas o colectivos. Todo ello, por supuesto, sujeto a las posibilidades de financiación para llevarse a cabo, tanto la circunvalación como líneas futuras.

El tranvía es perfectamente compatible con el indiscutible protagonismo del turismo en la isla. En Viena mantiene su atractivo para el visitante sin perder funcionalidad al combinar utilidad, modernidad y tradición. Mantiene el uso alterno de vagones modernos con antiguos en la Ringstrasse, confiriéndole un atractivo añadido para el visitante sin perder utilidad para los residentes, integra al turista en la ciudad en sus trayectos y su vida cotidiana, evitando su deriva hacia guetos turísticos.

Así, el servicio tranviario vienés combina servicio público y atractivo turístico sin desvirtuar su esencia, perjudicar su estratégica cobertura o ceder espacio ciudadano, integrado en el paisaje y manteniendo su carácter de estampa de la ciudad. Espléndida realidad que, bien planificada, puede ser en Palma. Además, desde 2009 existe el Vienna Ring Tram, tranvía turístico que también discurre por la Ringstrasse, recorriendo el circuito completo en media hora (se distingue por su color distinto a la red general y requiere pagar billete aparte). Su existencia confirma la apuesta por integrar el tranvía en su oferta turística, como parte de su identidad y patrimonio urbano.

Entidades como ARCA, Amics del Ferrocarril (AAFIB), Federació d’Associacions de Veins de Palma o MoMa Mobilitat presentaron alternativas u objeciones al proyecto actual, lo cual no debería dejarse de lado. Recuperar el tranvía en Palma es lícito, pero tomando como referencia la urbe en la que debe funcionar y la ciudadanía a la que debe atender. Algo conciliable con los tiempos que marca el turismo, contribuyendo a su diversificación e integración en la ciudad con un transporte que llegaría a ser indisociable de ella si se implanta acertadamente. El Passeig Marítim, las Avingudes y el Passeig Mallorca no son la Ringstrasse de Viena, pero sí son comparables por origen, papel estratégica y potencial como eje para un transporte de referencia en una ciudad necesitada de combinar modernidad y tradición.