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372. El órgano de la Iglesia de Fuentes Claras

La Tajadera (núm. 48-49), junio-julio de 2023

El pasado 28 de diciembre, el Decreto 184/2022 del Gobierno de Aragón declaró 59 órganos como Bien de Interés Cultural (BIC) del Patrimonio Cultural Aragonés por su interés histórico, artístico y cultural. Se conservan numerosos ejemplos en los templos de Aragón, destacando en especial los instrumentos construidos durante los siglos XVII-XVIII al generalizarse entonces el uso de música para acompañar la liturgia de los ritos católicos, lo que impulsó su construcción a lo largo y ancho de los templos parroquiales aragoneses.

Entre los órganos catalogados, en la Comarca del Jiloca encontramos los de Báguena, Bañón, Bello o Burbáguena. Este listado fue ampliado a medida que se tramitaba su aprobación, y no es descartable que se añadan en el futuro. Entre los que aún no figuran en dicho listado es el órgano de la Iglesia de San Pedro Apóstol, de Fuentes Claras, aunque a priori cumpliría con las características exigidas por el Gobierno Aragonés de poseer un adecuado valor histórico, artístico y cultural.

El dato más remoto que tenemos se remonta al año 1679, en la donación testamentaria del sacerdote Jerónimo Cabrera guardada en el Archivo de Protocolos Notariales de Calamocha. En su texto dice textualmente: “para aiuda a hacer el órgano de dicho lugar [Fuentes Claras] el qual se ha de hacer, la cantidad de doscientos sueldos jaqueses”. No sabemos si a raíz de esta donación fue construido un primitivo órgano y luego fue sustituido, o si el dinero se guardó a cuenta hasta construirse el actual.

El actual órgano se construyó en 1724, por tanto pronto cumplirá 300 años de existencia. Construido en estructura de madera, tiene dos teclados manuales con cuatro escalas cada uno (24 teclas blancas y 17 negras), más bien breves para lo que son este tipo de instrumentos. Desconocemos el número exacto de tubos que tiene, en general este tipo de instrumentos suelen tener varios centenares o sobrepasar el millar. 

Su constructor fue el maestro organero Bartolomé Sánchez (Lerín, S. XVII – Zaragoza, 1743), navarro de nacimiento con taller en Zaragoza. No era un artesano cualquiera: fue uno de los principales organeros de su tiempo y se le considera el padre de la organería barroca aragonesa, fundador de una saga de maestros organeros activos en Valencia, Navarra y Aragón durante generaciones.

Sánchez planificó la construcción, reforma o reparación de numerosos órganos a lo largo y ancho de Aragón. Entre sus trabajos destaca los órganos del coreto de la capilla del Pilar (1720) y la Catedral de Tarazona (1731), así como en las iglesias de Fuentes de Jiloca (1723), Almonacid de la Sierra (1733) y Cariñena (1734). En la Comarca del Jiloca estuvo especialmente activo y de su taller nacieron los órganos de Bañón (1708), Báguena y Calamocha (1720), Fuentes Claras (1724) y Torrelacárcel (1729). Su última obra conocida fue el órgano de la Iglesia de Santo Domingo de Silos, en Daroca (1741).

Entre los órganos declarados como Bien de Interés Cultural figuran hasta siete construidos o reformados por el taller de Bartolomé Sánchez y sucesores, lo que da una idea de la importancia que Fuentes Claras tuvo en su tiempo al encargar su construcción a un taller de tanto prestigio. La ausencia en este listado del órgano fuentesclarino puede deberse al mal estado en que se encuentra; pero su autoría, diseño y características lo ponen a la misma altura que otros en cuanto a valor patrimonial, histórico y artístico.

El órgano fue una de los últimos añadidos a la Iglesia de Fuentes Claras, construida sobre todo entre los siglos XVI y XVII. Los últimos añadidos al templo fueron el chapitel del campanario en 1699 y por último el órgano, con lo que la iglesia adoptó su forma actual (aparte de restauraciones posteriores, que no cambiaron la distribución). El órgano funcionó hasta el siglo pasado, luego de diversas reparaciones. Sin embargo actualmente no funciona, el teclado está en mal estado y faltan algunos de sus tubos, por lo que necesita una rehabilitación a fondo para volver a demostrar su valor artístico y musical, sin duda el mismo que del resto de instrumentos construidos por el maestro organero Bartolomé Sánchez.