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315. Miguel Gómez y Cabello, autor de los Gozos del Pilar

La Tajadera (núm. 38), junio de 2022

Continuando con el recorrido de personalidades relevantes de Fuentes Claras que iniciamos en el pasado número, hoy visitamos la figura del escritor y religioso Miguel Francisco Gómez y Cabello. Fue contemporáneo de José Ibáñez Gassia, de quien hablamos anteriormente, pero su recorrido vital fue muy diferente. Fueron personalidades destacadas, como escritores e intelectuales relevantes de su tiempo; pero si Ibáñez lo fue desde el mundo del teatro y la ingeniería, Gómez y Cabello lo fue desde el mundo religioso. Y su perdurabilidad ha sido mucho mayor.

Según la obra de referencia de Félix Latassa, «Biblioteca Nueva de los Escritores Aragoneses que florecieron desde el año de 1753 hasta el año de 1795», publicada en 1801, Gómez y Cabello nació a finales del siglo XVII. Tal vez coincidiendo con la culminación del campanario de la Iglesia parroquial de Fuentes Claras en 1699 mediante su característico chapitel verde. Más tarde nuestro protagonista se trasladó a Zaragoza para cursar estudios de teología y filosofía, hasta alcanzar el grado de doctor.

Inicialmente volvió a su tierra de origen, siendo vicario de la parroquia de Valverde (actual pedanía de Calamocha); pero volvió a Zaragoza, donde desempeñó diversos cargos religiosos: racionero penitenciario de la Seo, examinador sinodal del Arzobispado de Zaragoza, visitador general de la Diócesis y canónigo penitenciario. Su prestigio fue tal que llegó a ser rector de la Universidad de Zaragoza en dos ocasiones, en 1744-1745 y 1749-1750; cabe destacar que entonces los mandatos eran únicamente de un año, de ahí su aparente brevedad.

Su obra literaria es de carácter poético y siempre dentro del ámbito religioso, como una novena dedicada al mártir aragonés Pedro Arbués. Pero por encima de todo destacan con luz propia sus «Gozos à la Santa Imagen de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, para cantarlos los Infantes de Coro en su Angélica, y Apostólica Capilla.» Dichos gozos fueron escritos para el coro infantil (los llamados popularmente «infanticos») con motivo de la festividad del Pilar; pero al publicarse en un solo folio se difundieron de tal manera que lograron gran popularidad, siendo cantados bajo cualquier motivo o celebración. Según Latassa, se llegaron a cantar todas las noches. Empezaban tal que así:

«Pues sois Celestial Princesa
la Columna de Aragón,
mantened la devoción
de Nuestra Fe aragonesa.»

Miguel Francisco Gómez y Cabello falleció en la capital aragonesa el 18 de diciembre de 1756. Incluso después de su fallecimiento fue protagonista de un hecho muy especial: fue la primera persona que recibió sepultura en la cripta de la Basílica del Pilar cuando ésta fue inaugurada bajo la imagen de la Virgen, en 1764.

Por tanto, un fuentesclarino ostenta el privilegio de haber sido el primer enterrado bajo la venerada imagen, seguramente en atención a los méritos que contrajo en vida como religioso y escritor, y especialmente gracias a la difusión y perdurabilidad de sus Gozos dedicados a la Virgen del Pilar, que consolidaron su devoción tal como la conocemos hoy.