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309. José Ibáñez Gassia, figura literaria y científica

La Tajadera (núm. 36-37), abril-mayo de 2022

Paseando por las calles y plazas de Fuentes Claras hallamos referencias a nombres de santos y lugares comunes de dicho pueblo; pero observamos que no hay ninguna dedicada a personas. Quizá por falta de figuras destacables o que el paso del tiempo los haya olvidado sin dejar rastro. Sin embargo, al investigar en archivos y bibliotecas podemos hallar personajes muy interesantes.

Una de sus personalidades más relevantes fue el escritor e inventor José Ibáñez Gassia (1728-1779). Estaba emparentado con el linaje de los Marqueses de la Cañada, familia de hidalgos terratenientes que entonces poseían extensas tierras en Fuentes Claras, así como la casa solariega, conocida como Casa Grande. Por ello fue considerado Caballero Noble de Aragón.

Nacido el 9 de febrero de 1728 en Fuentes Claras, Ibáñez pudo haberse limitado a la administración de su hacienda y posesiones familiares, como hicieron sus antepasados, y tener una existencia ociosa y tranquila. Pero escogió un camino totalmente distinto, influenciado por el pensamiento de la Ilustración que desde mediados del siglo XVIII recorría Europa, buscando el progreso a través del conocimiento, la razón y el desarrollo económico. Por ello buscó caminos y lugares propicios para lograr sus objetivos, llegando a ser criticado y mal visto en su tierra, por nobles o plebeyos, y luego olvidado.

Gracias a su privilegiada posición tuvo acceso a una esmerada formación, entonces restringida a nobles y eclesiásticos. Adquirió conocimientos de ingeniería y matemáticas que luego emplearía en invenciones que pretendía destinar a la mejora y desarrollo de la industria local. Se conservan memorias descriptivas de su funcionamiento, para su correcta explicación y con el fin de conseguir financiación, extremo que no siempre lograba. Así, Ibáñez fue autor del diseño de un molino en Used; de un modelo de galera (carro de sangre), que transportaba hasta el doble de peso con la misma tracción, y otros ingenios. En Fuentes Claras impulsó diversas factorías en sus posesiones (de las que no queda rastro) y como alcalde impulsó la reforestación mediante la plantación de álamos y sauces.

Por su actividad y esfuerzos Ibáñez fue socio de la Real Sociedad Aragonesa de Amigos del País (Zaragoza) y la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid tuvo a bien evaluar algunos de sus inventos para comprobar su funcionamiento. Los resultados fueron dispares, pero dejaba claro que la repercusión de sus iniciativas y trabajos llegaron hasta la capital del Reino.

Sin embargo, el prestigio social le llegó como escritor. Dejó escritas una veintena de obras entre piezas teatrales, prosa y poesías, la mayoría editadas en Madrid y que costeaba de su bolsillo. Entre todas destaca la pieza teatral El valiente Eneas o Dido abandonada (1757), que logró cierta popularidad. Vista en perspectiva, sus obras distan de ser comparables a las de los grandes literatos de su época; pero en la Comarca del Jiloca fue considerado una personalidad de renombre y prestigio, relevante en la Villa y Corte.

Ibáñez solía pasar largas temporadas en Madrid para estar al día, establecer contactos y divulgar sus creaciones técnicas o literarias. Sus posibilidades económicas le permitían tales actividades, pero es posible que su economía personal y familiar se resintiera. Sus repetidas ausencias, así como las inversiones en sus proyectos científicos y literarios no siempre acertadas, pudieron provocar que su hacienda fuentesclarina acabase cambiando de manos. Falleció en Fuentes Claras el 25 de julio de 1779.

Sobre José Ibáñez Gassia tenemos varios trabajos a cargo de José María de Jaime Lorén, destacando la reedición crítica de su obra Ibáñez en el teatro.