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304. La Copa Anís de la Asturiana, el gran hito del Club Deportivo Soledad

Cuadernos de Fútbol (núm. 141), 1 de abril de 2022

La instantánea que encabeza este artículo corresponde a la entrega del trofeo para el equipo campeón de la Copa Anís de la Asturiana, torneo disputado en Mallorca entre marzo y junio de 1944. La imagen encarna, con un espontáneo toque añadido de simpatía y humor, la esencia del fútbol humilde en nuestro país: vemos a los componentes del equipo campeón posando con el trofeo de la casa licorera en cuestión, más un obsequio inesperado: una botella de regalo para cada uno de ellos. Una gratificación doblemente significativa, ya que en esas categorías el fútbol era totalmente amateur y los jugadores cobraban poco o nada.

El club en cuestión es el Club Deportivo Soledad, de Palma (Mallorca, Islas Baleares), el que fuera durante décadas el más importante representante de la popular barriada palmesana y uno de los equipos de mayor tradición y trayectoria histórica de la capital balear, lamentablemente desaparecido. La foto cobra mayor importancia al tratarse de uno de los pocos triunfos del equipo palmesano y que, dadas las circunstancias, acabó por convertirse en una de sus victorias más recordadas; pírrica y modesta, pero alegre y simpática.

Dicho torneo representa la satisfacción de las pequeñas victorias para los equipos humildes, faltos de grandes resultados, por lo que la llegada de éstas siempre representaba un acontecimiento mayúsculo que se saboreaba doblemente. El paso del tiempo, la intrascendencia de estos torneos y la desaparición de sus protagonistas acabó por borrar su recuerdo, aunque en este caso el triunfo fue vivido con tanta satisfacción que pervivió con una fuerza excepcional, quizás por lo llamativo de una imagen con los jugadores y botella de anís en ristre, algo que le confiere un plus entrañable, a la par que nostálgico por un tiempo ya perdido, a lo cual hay que añadir la desaparición del club ganador en 2010.

Antecedentes

El 9 de marzo de 1944 se publicaba el calendario completo de la Liga Mallorca, torneo que se preveía jugar en la isla desde el 12 de marzo al 4 de junio de dicho año. Participarían un total de seis equipos: el mencionado CD Soledad (Palma), CD Manacor, CD España (Llucmajor) y UD Poblense (Sa Pobla), además de los equipos reservas del CD Constancia (Inca) y CD Atlético Baleares (Palma).

Esta competición, de carácter oficial, se disputaba en Mallorca desde la temporada 1935-36 durante la segunda mitad de la temporada y servía para llenar fechas de competición a medida que la afición por el deporte rey crecía y era necesario dar espectáculo a los aficionados, un vez acabado el campeonato regional que solía disputarse durante la primera mitad de la temporada. Desde su creación, la Liga Mallorca solían disputarla los principales equipos de la isla y no estaba sujeta a ascensos y descensos, pues solía tener una única división y la participación dependía de las necesidades de los equipos de temporada a temporada.

La información periodística, con todo, no era exacta: realmente el torneo era dúplice y los partidos a disputar servirían para resolver dos competiciones. Por un lado, la mencionada Liga Mallorca, sin el concurso de los dos equipos de reservas mencionado (12 partidos en total), y por otro lado la Copa Anís de la Asturiana, con el añadido de éstos (30 partidos). Esta práctica era usual en la época y servía para disputar simultáneamente más de un torneo utilizando fechas similares de competición, aprovechando así algún patrocinio inesperado como debía ser este caso.

Como queda dicho, el torneo empezó el 12 de marzo de 1944. Mientras en la Liga Mallorca se disputaba un partido semanal, para la Copa Anís de la Asturiana se disputaban dos; de este modo se esperaba que ambas competiciones se resolvieran al mismo tiempo, compensando la diferencia de partidos por jugarse en uno y otro torneo. Durante su disputa tuvieron lugar los habituales aplazamientos de partidos, lo cual hizo que ambos torneos acabasen algo más tarde de lo esperado.

Desarrollo del torneo

Al finalizar la primera vuelta, en el torneo de Liga Mallorca la UD Poblense llevaba una marcha imparable: tres victorias en otros tantos partidos y 6 puntos. Le seguía el España, con 3 puntos, Soledad con 2 y Manacor con 1. A falta de tres partidos por jugar por cada equipo parecía que el equipo de Sa Pobla se llevaría holgadamente el torneo, pero la competición se entrelazaba con otra y, por tanto, había implicadas otras motivaciones.

Mientras tanto, en la Copa Anís de la Asturiana la situación era bien distinta. El reserva del Constancia lideraba la tabla con 7 puntos, seguido del Poblense con 6. Seguían España y Manacor con 5, luego el reserva del At. Baleares con 4 y cerrando la tabla el Soledad, con solo 3 puntos. Aquí no había un líder claro y la clasificación estaba mucho más apretada, los equipos debían jugar cinco jornadas y cualquiera podía ganar; como así fue.

Las circunstancias de la Copa Anís de la Asturiana, a la postre mucho más emocionante, mantuvieron viva de rebote la Liga Mallorca, cuyo desarrollo acabó también por apretarse hasta culminar ambos torneos con un final impensable a media competición. En apariencia sólo una cosa parecía clara: el Soledad era el peor equipo entre ambos torneos y parecía descartado para cualquier aspiración; nada más lejos de la realidad.

Durante la segunda vuelta el giro de los acontecimientos fue total. En el último partido de la Liga Mallorca, el España venció al Manacor (1-0) y logró empatar con el que fuera líder inalcanzable, el Poblense. Ambos acabaron con 7 puntos, seguidos del Soledad con 6 y Manacor con 4. Con el average particular empatado, tuvo que jugarse un desempate para dilucidar el campeón, que ganó el España (6-3) y se proclamó campeón del torneo. De esta manera el CD España hizo triplete, pues ya había ganado el campeonato de Primera Regional de Mallorca y luego el Campeonato de Baleares frente al CD Alayor (Menorca). Mientras tanto, el Soledad había remontado posiciones, aunque llegó tarde para tener opciones de victoria; no así en el otro torneo, como veremos.

Mientras tanto, la segunda vuelta de la Copa Anís de la Asturiana fue todavía más sorprendente. El mencionado partido España-Manacor era clave para definir el ganador final… que no se encontraba en el terreno del juego. Después de una remontada espectacular el Soledad había pasado del farolillo rojo a ostentar el coliderato con el Manacor, empatados a 11 puntos, pero éstos tenían pendiente el partido mencionado y un empate le bastaba para ser campeones. El España contaba con 9 puntos y se encontraba sin opciones, porque de ganar se daría un triple empate a 11 puntos que no les beneficiaba; pero salieron a ganar por sus opciones en la Liga Mallorca.

Al final, la victoria ya comentada del España sobre el Manacor dejó la Copa Anís de la Asturiana con un triple empate en cabeza. La clasificación final fue: Soledad, Manacor y España, 11 puntos; el Poblense con 10; y cerrando los reservas del Constancia con 9 y del At. Baleares con 8. El campeón fue el CD Soledad, gracias a su mejor coeficiente en los enfrentamientos directos. La segunda vuelta del equipo soledista había sido espectacular, pasando de la cola a campeón en la Copa Anís de la Asturiana y quedando a solo un punto del triunfo en la Liga Mallorca.

Las peculiares características de la disputa de un doble torneo, cuyas dinámicas se influenciaban mutuamente, ayudaron a un desenlace tan apretado como imprevisible.

El 2 de julio de 1944 se celebró en el campo de Son Canals, propiedad del At. Baleares, la entrega oficial del trofeo. Se disputó un partido entre el equipo campeón y el reserva del At. Baleares, ganado por los soledistas por 3-0. Luego el once campeón recibió el trofeo en las circunstancias antes comentadas, cuya imagen volvemos a reproducir.

La plantilla de aquel equipo la formaban (de pie) Josep Oliver, Ramis (Morgan), Galera, Miquel Diego, Paco Giménez y Biel Rosselló; y (agachados) Quer, Tomeu Rosselló, Bernardí Vidal, Pau Prats i Pep Caimari. A la derecha, de pie y vestido de calle, no encontramos al entrenador sino a Juan Cabrera Chapa, representante del Anís de la Asturiana en Baleares y quien seguramente hizo entrega de la copa en nombre de la popular empresa licorera.

La foto plasma la entrega de un torneo menor e intrascendente, pues el torneo oficial era la Liga Mallorca y aún tenia mucho menos valor que el campeonato regional. Pero fue recordada como una de las grandes victorias del CD Soledad: un pequeño oasis en una trayectoria sin apenas victorias ni alegrías destacables, con una sonrisa de oreja a oreja y un dulce sabor a anís.

Por otro lado, la fórmula ensayada de la doble competición acabó gustando, y a partir de la temporada siguiente se creó una nueva competición: la Copa Presidente de la Federación, torneo de carácter anual, disputado con los mismos equipos y fechas de la Primera Regional de Mallorca más los filiales de equipos en categorías superiores. Se disputó de la temporada 1944-45 a la 1948-49.

Comentarios

Hace casi ocho décadas años de la disputa de una copa que congregó a los mejores equipos de Mallorca a nivel regional, salvo los presentes en categorías superiores: CD Constancia (en Segunda División), y RCD Mallorca y CD Atlético Baleares (en Tercera). Pese al tiempo transcurrido, todos ellos siguen existiendo y son instituciones de referencia en sus respectivas localidades. Todos, menos el campeón: el CD Soledad ¿qué ocurrió después con este equipo? ¿qué representó en su momento en el fútbol balear? Y sobre todo ¿por qué le dio tanta importancia a un trofeo aislado, donado por una casa licorera?

Inicios del CD Soledad

Nuestro club protagonista nació en la barriada homónima de la capital balear. El núcleo poblacional había nacido a finales del siglo XVI como un pequeño arrabal de carácter agrario, alrededor de un convento de la Orden de los Mínimos (luego convertido en iglesia parroquial del naciente núcleo, a raíz de la Desamortización de 1835), y que desde mediados del siglo XIX adquirió un carácter industrial que disparó su crecimiento y le confirió un marcado aire obrero y popular. Ya en pleno siglo XX, convertido en un arrabal totalmente industrial y en pleno crecimiento demográfico, aunque todavía separado del casco urbano de Palma, nació el club.

El 17 de diciembre de 1930 fue constituido oficialmente en junta general de socios el Club Deportivo Soledad. Su primer presidente fue Pascual Maroto Muñoz, aunque el equipo ya había disputado algunos partidos durante el año en curso. Poco después oficializó su situación en el Registro de Asociaciones del Gobierno Civil, requisito indispensable para poder federarse y disputar competiciones oficiales. Esa misma temporada, la 1930-31, se federó en la Federación Balear de Fútbol. Su terreno de juego era Es Colomeret (o Son Perelló, según las fuentes) y su indumentaria se componía de camiseta azulgrana y pantalón negro (después azul), seguramente por influencia del FC Barcelona, aunque no podemos asegurar el motivo exacto de tal elección.

Fue inicialmente un equipo más y ya existían otros equipos de fútbol como el Rapid FC, Libertad FC o CD Republicano, conjuntos que por su nombre tenían un marcado perfil reivindicativo al identificarse intensamente con el tejido social del que provenían y al que representaban.

Inicialmente su local social estuvo en la calle de Manacor, 131 (entonces Once de Febrero, 405) en la manzana situada entre las calles Regal y Antoni Rosselló Nadal, aunque luego fue cambiando de ubicación y se ubicó definitivamente hacia 1950 en el casino sito en la plaza parroquial, esquina con el templo dedicado a la Virgen de la Soledad (de ahí el nombre del barrio). Aún puede verse hoy a un lado del portal del antiguo casino, hoy convertido en bar, una añeja placa con el nombre y el escudo del club.

Pronto el CD Soledad acabó por ser la sociedad deportiva de referencia de toda la barriada y predominó tanto social como deportivamente sobre el resto de equipos de fútbol del barrio. Sin duda, el hecho de portar el nombre del barrio fue clave para forjar su representatividad.

Primeros años y desarrollo

Desde 1931 el CD Soledad compitió en el campeonato regional de Mallorca organizado por la Federación Balear y poco a poco se convirtió en uno de los clubes más fuertes de la ciudad, más allá de su barrio de origen. Su andadura empezó en la Tercera categoría de dicho campeonato, pronto ascendió a Segunda y encadenó varias temporadas como subcampeón de categoría, quedando a las puertas del ascenso a Primera de 1934 a 1936.

Durante la Guerra Civil la competición local se mantuvo y logró ascender a Primera en la temporada 1936-37, jugando durante dos temporadas. Logró ser tercero en la temporada 1938-39, su resultado más brillante; pero de manera tan inexplicable como oscura fue descendido de categoría esa misma temporada. En 1940, con la conversión del campeonato regional en división regional del campeonato de Liga española fue un asiduo de la Primera Regional.

En plena posguerra el CD Soledad siguió creciendo y se consolidó como un referente del fútbol palmesano. Con la desaparición de otros clubes insignes de la capital, como el Mediterráneo FC (1940) y el Athletic FC (1942), el CD Soledad se convirtió en el tercer equipo de la ciudad en antigüedad, solo por detrás de Mallorca y Atlético Baleares; también crecía en cuanto a masa social y nivel deportivo, aunque muy lejos aún de los dos grandes clubes. A pesar de intentarlo, el equipo se encontraba esos años con un “techo de cristal” infranqueable: durante quince temporadas seguidas en Primera Regional solía quedar muy bien clasificado (segundo o tercero), pero nunca alcanzaba el primer puesto que daba derecho a promocionar a Tercera División. En estas circunstancias llegó el pírrico triunfo de la Copa Anís de la Asturiana, que vino a paliar una situación de decepción permanente por un salto cualitativo al que el equipo optaba año tras año, pero que parecía no llegar nunca.

Años de esplendor

Por fin, en la temporada 1954-55 consiguió el ansiado ascenso a Tercera División. Entonces el equipo “explotó”, por fin, y dejó de ser un simple equipo de barrio. Llegaron sus mejores años, con un rendimiento ascendente temporada tras temporada y con la añadidura de poder enfrentarse en dicha categoría a los mejores equipos de las Baleares, entre ellos el mismísimo RCD Mallorca, que transitó por Tercera División entre 1954 y 1959. Fruto de su crecimiento, en 1959 se trasladó a un nuevo campo: Son Malferit, de titularidad municipal.

Su potencial creció de tal manera que en los años 60 llegó a ser un conjunto temible en Tercera División y uno de los equipos más poderosos del fútbol balear, capaz de tratar de tú a tú a cualquier rival. En las temporadas 1960-61 y 1964-65 quedó tercero en su grupo, quedando a un paso de jugar la fase de ascenso a Segunda División que jugaban los dos primeros. Además, en la temporada 1963-64 se hizo con la Copa Uruguay, torneo de singular importancia jugado en Baleares durante los años 50 y 60. Entonces el CD Soledad era considerado uno de los grandes equipos de Mallorca, capaz de vencer a cualquiera.

Sin embargo, a finales de los años 60 su potencia empezó a flaquear. El barrio de la Soledad empezaba a transformarse a marchas forzadas, engullido por el casco urbano, la desindustrialización progresiva, el cambio de gustos y aficiones, los nuevos residentes… todo hizo que el barrio cambiara a marchas forzadas y el club, antaño fuerte y poderoso, empezara a flaquear social y deportivamente.

A todo ello hay que añadir un factor estrictamente deportivo: la construcción en sus aledaños del nuevo terreno de juego del CD Atlético Baleares: el Estadi Balear. Éste era el segundo equipo de la ciudad y su afición era muy similar en cuanto a extracción social a la del CD Soledad, de carácter humilde y trabajador, pero que había logrado tradicionalmente mejores resultados deportivos. Esto supuso una competencia que, gradualmente, fue mermando a los soledistas potencial y afición.

Años de humildad

En 1970 el CD Soledad perdió la categoría y volvió a categorías regionales. No se recuperó y su potencial fue quedando reducido al de un club más de barrio (tal como fue en sus inicios) durante los años 70, 80 y 90. Sus años de gloria habían acabado y el conjunto azulgrana se redimensionó, potenciando su fútbol base (que eso sí, llegó a tener un peso considerable) e incluso llegó a tener fútbol femenino en dos breves etapas (1970-71 y 2005-07), sobreviviendo desde entonces como un club pequeño y humilde, tanto como el barrio que le vio nacer. Durante varias décadas basculó entre Primera Regional y Regional Preferente, y solo en la temporada 1997-98 logró volver a asomar la cabeza en Tercera División; pero no pudo aguantar el ritmo y descendió esa misma temporada.

En 2004 cayó hasta Segunda Regional, entonces séptimo escalón de la competición nacional y muy lejos del tercer escalón que ostentó entre 1955 y 1970, cuando militó brillantemente en Tercera División. Pudo ser un bache puntual, soslayable como otros anteriores; pero fue el inicio de una deriva que acabó con la veterana entidad, debido a una serie de iniciativas desacertadas que precipitaron en pocos años la desaparición del club.

Últimos años. Auge y esperanza

En 2005 el club llegó a un acuerdo de fusión con el CD Paguera, entidad del municipio vecino de Calviá, que acababa de lograr el ascenso a Tercera División. En realidad, fue una fusión por absorción del Soledad sobre el Paguera porque el club soledista mantuvo escudo y colores intactos, continuó jugando en su campo y obtuvo la plaza en Tercera División del CD Paguera, cuya masa social era en comparación muy reducida. Además de heredar su equipo femenino, situado en Primera Nacional (segundo nivel de competición), entonces uno de los más potentes de la isla. El club modificó su nombre por CD Soledad-Paguera, pero solamente durante una temporada. A priori, una operación redonda y el club volvía a Tercera División en un proceso que, después de todo, le permitía mantener sus señas de identidad.

En la siguiente temporada (2005-06) el equipo perdería la categoría; pero perseveró, y en la siguiente recuperó la Tercera División (esta vez sí, por méritos deportivos), aunque desmanteló el equipo femenino. En la temporada 2007-08 logró mantenerse con apuros, y la 2008-09 fue brillante: quedó quinto clasificado, rozando la fase de promoción a Segunda División B. El club mantenía una ilusionante línea ascendente y año tras año incrementaba su potencial, su nombre volvía a sonar con fuerza y recordaba aquel conjunto temible de los gloriosos años 50 y 60. Así cumpliría ocho décadas de vida con las mejores expectativas de futuro.

Caída y desaparición

Sin embargo, esta progresión llevaba aparejada una realidad preocupante a nivel institucional. Desde la fusión de 2005, los rectores del club apostaban por una dinámica de gasto excesivo y descontrolado que incrementaba la deuda de manera alarmante año tras año, hasta poner en riesgo la supervivencia del propio club. Esta política, a todas luces inviable, era efectiva a corto plazo gracias a los buenos resultados deportivos; además, a nadie le parecía mal que alguien hiciera lo posible para que el CD Soledad reverdeciera viejos laureles y volviera a ocupar un lugar de privilegio… hasta que el agujero económico fue tal que ni los éxitos deportivos sirvieron. Empezó el goteo de atrasos, denuncias, morosidades e impagos que no hacía presagiar nada bueno.

Al acabar la temporada 2008-09 y a pesar de su excelente papel, el CD Soledad fue descendido de categoría por impagos. En la temporada 2009-10, pese a unas dificultades económicas más que evidentes, se consiguió jugar la fase de ascenso a Tercera… pero esta vez salió cruz y no se ascendió. Ya no había pretextos para seguir, el modesto club no podía hacer frente a la deuda (que incluso acumulaba partidas de la temporada anterior) y el 29 de junio de 2010 presentaba su baja definitiva. Después de 80 años de historia, el Club Deportivo Soledad desapareció.

Epílogo

Después de su desaparición se creó el CD Soledad Atlético, un nuevo club heredero del anterior y con sus mismos signos de identidad, pese a ser sociedades totalmente diferentes. El nuevo club empezó de cero, limpio de deudas, y en 2013 alcanzó la Primera Regional con dos ascensos en tres temporadas.

Pero entonces surgieron problemas para seguir jugando en su campo de Son Malferit, donde jugaba desde 1959: fue vendido por el Ayuntamiento de Palma a la Federació de Futbol de les Illes Balears (FFIB) para construir allí su nueva sede y reformar el terreno de juego. Entonces el inquilino principal pasó a ser el CD Atlético Baleares, quien pactó con la FFIB parte de la reforma del campo aprovechando su mayor músculo financiero, y el Soledad Atlético quedó relegado a un segundo plano. Esto estancó su progresión deportiva.

En la temporada 2015-16 el CD Soledad Atlético se fusionó con el CD Montuïri, club del municipio homónimo que militaba en Tercera División, que pasaba por graves problemas económicos. La estrategia era similar a la llevada a cabo diez años atrás: hacer una fusión por absorción y heredar la plaza de Tercera División del club absorbido; así nacía el CD Soledad-Montuïri. Se volvía a la misma senda que llevó a la desaparición del club original, pero esta vez el desenlace fue más breve y desgraciado.

Nada más ejecutar la operación el club fusionado se encontró sin campo, pues el CD Atlético Baleares se hizo con el alquiler de todas las instalaciones del campo de Son Malferit. Esto culminaba el proceso que había llevado al club de ser la principal entidad deportiva de Son Malferit a verse, incluso, fuera de su barrio. El CD Soledad-Montuïri aún pudo jugar “exiliado” en Montuïri, en el campo del club absorbido, lejos de la Soledad e incluso fuera de la capital palmesana. Jugar lejos de su afición acabó siendo letal, y a todo ello se sumó el peso de las deudas del club absorbido, que acabaron siendo inasumibles. Finalmente, a finales de temporada el club desapareció al ser absorbido por el CF Platges de Calvià.

En esta ocasión nada ni nadie tomo el relevo y así acabó definitivamente la historia del principal club deportivo de la barriada de La Soledad. Su muerte no solo representaba la desaparición de un club histórico, uno de los más representativos de Palma y el tercero en antigüedad: también fue consecuencia de la crisis y evolución de un barrio que hasta entonces había mostrado su fuerza a través del asociacionismo deportivo en múltiples facetas. Así, en otras disciplinas deportivas podríamos destacar dos clubes de patinaje artístico: el CP La Soledad y CP Las Estrellas, de brillante trayectoria especialmente durante los años 60, cuando su actividad llegó a tener repercusión nacional e incluso internacional; pero esto daría para otro artículo aparte y mucho más extenso.

A día de hoy el principal club de fútbol de la barriada es de facto el CD Atlético Baleares (presente por partida doble con el Estadi Balear, por un lado, y Son Malferit, como ciudad deportiva, por el otro) y en mucho menor grado el Pilares la Soledad CF, fundado en 1999.

El CD Soledad nació auspiciado por unas fuerzas vivas emergentes y ávidas de proyección social, entre otros frentes, a través del deporte. Como en muchos otros casos son múltiples y complejos los factores que provocaron su nacimiento y desarrollo, los cuales sobrepasan el ámbito meramente deportivo. Y cómo no, tal como fueron diluyéndose, dieron lugar a su desaparición. La entidad basaba su razón de ser en la vitalidad de la sociedad barrial que lo rodeaba, más que en las victorias y oropeles deportivos. Y cuando en sus últimos años el resultadismo pasó a ser prioritario en pos de recuperar la relevancia de antaño, pero sin la base social suficiente para sostenerlo, se precipitó su final.

Conclusiones

El club fue un superviviente nato, cuya existencia se fundamentaba en la profunda identificación con su base social, haciendo gala de la modestia y la humildad propia del barrio que le dio nombre. Los contados títulos oficiales que obtuvo fueron éxitos fugaces, sin continuidad y de escasa trascendencia. Tan solo destaca un campeonato de Segunda Categoría del extinto campeonato insular (1937), dos Ligas Mallorca (1948 y 1952), la mencionada edición de la Copa Uruguay (1964) y un título de Primera Regional (1993). Por el contrario, abundan los segundos puestos (hasta doce en diferentes categorías) y los terceros, entre los cuales cabe destacar los logrados en Tercera División (1961 y 1965).

Por todo ello, no es de extrañar que el éxito más recordado y valorado entre su afición fuese uno intrascendente, pero a la vez el más vistoso: el triunfo en la Copa Anís de la Asturiana de 1944, que proporcionó a los valerosos jugadores del humilde club una de las primas más exiguas económicamente, pero sin lugar a dudas más dulce y agradable a sus paladares. A ello hay que añadir la voluminosidad del trofeo, cuyo tamaño destacaba con carácter propio en las vitrinas del club.

Por desgracia, cuando el CD Soledad desapareció todo su patrimonio se perdió y la galería de trofeos fue desmantelada, acabando en un mercadillo de ocasión. Desconocemos cuál fue el destino de la Copa Anís de la Asturiana; tal vez acabara malvendida, en manos de un trapero, o en el desguace de un chatarrero. Un triste final para uno de los triunfos más recordados del CD Soledad (sino el que más), club insigne del fútbol modesto y popular de Palma, exponente de un barrio y una sociedad que ya no existen, que el tiempo ha ido borrando del recuerdo y que con la desaparición del club azulgrana se hubiera perdido de manera definitiva de no ser por la simpática foto que encabeza este artículo.

En toda esta historia (jugadores, aficionados, club, etc.) tan solo queda un superviviente: la marca de anís, que fundada en 1895 sigue funcionando a pleno rendimiento.