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161. Apuntes a un aniversario incompleto

ttdeporte.com, 17, 22 y 29 de diciembre de 2016

Durante la presente temporada el CD Atlètic Balears SAD conmemora el 75º aniversario de su fundación. Desconozco por completo en qué consistirán dichos actos, pero vaya por delante que es una iniciativa que invita al optimismo, a la unión y a mirar al futuro con energía para un club acostumbrado a vivir en el filo de la navaja.

Ahora bien; según cuál sea el enfoque de los 75 años puede darse una visión de la historia del club que, por simplificada, sea incompleta. Celebrar 75 años invita a pensar de una manera muy simple que, en esa fecha, “todo empezó”. Los aficionados más veteranos sabrán leer entre líneas este hecho como la unión de dos clubes que engendraron la entidad actual en 1942; no así las generaciones más jóvenes y gran parte de la masa social balearica, que corren el riesgo de asumir ese año como fecha fundacional absoluta y sellarían el olvido de un pasado cada vez más lejano y desdibujado: el de los clubes que le precedieron.

Pero aún hay más. Cabe la posibilidad de que 1942 no sea la fecha correcta. O al menos, que no tenga la relevancia que se le presupone y que durante décadas ha merecido. Sea por falta de pericia del club al cuidar su historia y recabar sus testimonios, sea por la facilidad con la que la memoria colectiva olvida hechos y personas. Cabe la posibilidad de que la verdadera fecha no sea 1942, sino 1920, y que esta tesis tenga una argumentación suficientemente sólida para, al menos, ser sostenida por el principal actor interesado: el propio club.

Mi tesis es la siguiente. Como es conocido por todos los balearicos, en 1942 el Athletic FC (desde 1941 CD Atlético), a causa de la expansión urbanística de la ciudad, se vio obligado a abandonar su campo en poco tiempo (los terrenos eran de alquiler). Sus dirigentes hicieron lo posible por encontrar otro nuevo, pero no fue posible y el club estaba abocado a desaparecer, así que sondearon la fusión como fórmula de supervivencia.

Primero negociaron con el RCD Mallorca (entonces CD Mallorca); pero la operación se frustró porque los mallorquinistas no querían hacer cambio alguno en sus distintivos aprovechando la desesperada situación del CD Atlético: es decir, absorción pura y dura de la entidad atlética sin que quedase rastro de estos.

La siguiente opción fue el Baleares FC (desde 1940 CF Baleares), que desde el principio planteó una posición más flexible y permitió llegar a un acuerdo de fusión que permitió salvar algunos rasgos identificativos del club atlético. El acuerdo se firmó el 27 de mayo de 1942 y así nació el actual Club Deportivo Atlético Baleares.

Desde el punto de vista legal el acuerdo se firmó sobre el papel como una fusión entre iguales. De facto no fue así: a efectos prácticos hubo una “fusión por absorción” del Baleares FC sobre el Athletic FC, ya que los principales rasgos identificativos del club atlético desaparecieron casi por completo. Si los analizamos uno por uno:

a) Uniforme. La entidad surgida de la fusión mantuvo exactamente los mismos colores del CF Baleares; en cambio, la equipación del CD Atlético (camiseta rojiblanca y pantalones negros) desapareció del todo.
b) Local social. Se mantuvo el local social del CF Baleares para el nuevo club (unas dependencias de la Asistencia Palmesana); mientras tanto, el que fue local social del CD Atlético se convirtió en una peña de aficionados más.
c) Terreno de juego. Aquí no había opción: fue el campo de Son Canals, del CF Baleares. El campo del CD Atlético, Sa Punta, estaba condenado a desaparecer en breve.
d) Rivalidad con el RCD Mallorca. El club naciente heredó la acérrima rivalidad con los mallorquinistas a través del CF Baleares. Hasta entonces el CD Atlético había tenido unas relaciones cordiales con el RCD Mallorca y nunca surgió una gran rivalidad entre ellos.
e) Infraestructura. El CF Baleares tenía una masa social y un presupuesto mucho mayores que los del CD Atlético. Ambos clubes eran muy desiguales en tamaño, así que la absorción de uno sobre otro era un proceso hasta lógico.
f) Palmarés. El CF Baleares tenía un palmarés deportivo amplio y brillante, tan solo igualable a los del RCD Mallorca y el CF Constancia de Inca. En cambio, el CD Atlético era un club de mediano tamaño que solo aspiraba a mantener la categoría en el campeonato regional.
g) Nombre del club. Aquí hubo equilibrio, ya que la nueva entidad incluyó el nombre de los dos clubes; incluso los dirigentes balearicos aceptaron anteponerlo al suyo (Atlético-Baleares en lugar de Baleares-Atlético).
h) Junta directiva. También hubo equilibrio. Se compuso a medias de directivos provenientes de ambos clubes. El presidente fue del CF Baleares y los dos vicepresidentes del CD Atlético.

Conclusión: dejando aparte el nombre del club y la composición de la junta directiva (que de todas formas fue renovada después de un año), el CF Baleares mantuvo sus señas de identidad sin modificar, salvo la incorporación de “Atlético” al nombre del club.

Curiosamente, lo que el CD Atlético intentó evitar al romper las negociaciones con el RCD Mallorca se llevó a cabo con el CF Baleares. Lo que cambió fueron las formas: el Baleares FC trató de igual a igual y con mayor consideración al pequeño club atlético y le dio la opción de llegar a un acuerdo entre iguales, a pesar de la desigualdad entre ambos clubes y la desventajosa posición de los atléticos.

Estos son los hechos. La tesis puede variar según cada investigador y habrá quien apoye la tesis y quien no. Pero hay algo indudable: hay continuidad entre los clubes CF Baleares-CD Atlético y el actual club deportivo. Etapas históricas que no son iguales en la forma, pero sí en el fondo.

Si hacemos caso a la tesis de la “fusión por absorción” los orígenes del club balearico no se remontarían a 1942, sino al momento de fundación del CF Baleares (1920) y en 2020 se cumpliría un siglo de la fundación real de la entidad balearica. Un ejemplo parejo lo tenemos con el Club Atlético de Madrid, entidad legalmente surgida en 1939 tras un proceso de fusión parecido al del club balearico; pero por su cuenta y riesgo ha difundido la tesis de un origen remontado a 1903 (discutible y debatible, pero verídico y bien documentado). La entidad colchonera se ha preocupado de que toda su masa social y aficionados conozca este hecho, dejando la fusión de 1939 como un “accidente” más de su historia.

La celebración del 75 aniversario en la temporada presente dejaría en mal lugar cualquier conmemoración dentro de tres años, en 2020, de los verdaderos orígenes del club. Cualquier entidad que tuviera la opción de documentar unos orígenes aún más remotos y que se la proporcionen sin abonar un euro a cuenta haría todo lo posible por revalorizarlo, incorporarlo y darle la mayor difusión posible. O casi cualquier entidad.

Es de esperar que los actuales propietarios del CD Atlétic Balears valoren este hecho y evalúen 1942 como un hito en su historia de gran importancia. Pero no el primero. Ni más importante que el origen de 1920. Quiero suponer que conocen la historia del club que dirigen, que la conmemoración se hace con perspectiva y adecuadamente asesorados por quienes saben de ello. Ignorarlo supondría amputar más de dos décadas de historia, condenar al olvido y al anonimato a aquellos pioneros que pusieron las bases de la entidad balearica en los años 20 y 30, ahora casi olvidados por el paso del tiempo.