Diario de Mallorca, 19 de junio de 2009
Última Hora, 28 de junio de 2009
Recientemente pasó por nuestras islas la directora general de TV3, Mònica Terribas. Además de atender a los medios por cuestiones relacionadas con la cadena catalana, Terribas tuvo que afrontar un cúmulo de preguntas relacionadas con el llamado "acuerdo de reciprocidad" entre TV3 e IB3, mediante el que determinados programas de la cadena catalana no pueden verse en las islas.
Es mucho el recelo que ha despertado el pacto sellado. Se habla mucho de la libertad de elección de canal como un derecho irrenunciable, aunque hasta ahora se basó en una situación alegal por resolver. Pero el problema de fondo es otro. Si Terribas hubiese presenciado después de las elecciones catalanas de 2006 a los miembros del actual tripartito de gobierno repartirse el control de los medios de comunicación públicos como parte de su pacto de gobierno, se hubiese quedado atónita (y seguramente hubiera dimitido). Entonces entendería qué sucede, porque eso es lo que pasó aquí un año después cuando los componentes del actual pacto de gobierno se repartieron el control directo de los diferentes medios.
Dudo mucho que la propia Terribas alcance a entender la naturaleza soterrada de la polémica suscitada, que va más allá de la letra impresa. Quizá ni lo sabe, a pesar de que es algo pactado, firmado y conocido por todos (¿se lo habrá comentado alguien?). Entonces entendería que el pacto es tácitamente desigual, ya que a ojos de los baleares los protagonistas son una gran televisión "de país" (TV3) y una pequeña televisión "de partido" (IB3).
Como la mujer del César ha de parecer honrada además de serlo, la cadena balear ya puede hacer la mejor gestión posible que nadie dejará de verla como una televisión politizada. Hasta que Baleares no tenga una ley de medios de comunicación y una corporación de radiotelevisión similares a la catalana que garanticen una autonomía del poder político, todo avance será irrisorio.
Última Hora, 28 de junio de 2009
Recientemente pasó por nuestras islas la directora general de TV3, Mònica Terribas. Además de atender a los medios por cuestiones relacionadas con la cadena catalana, Terribas tuvo que afrontar un cúmulo de preguntas relacionadas con el llamado "acuerdo de reciprocidad" entre TV3 e IB3, mediante el que determinados programas de la cadena catalana no pueden verse en las islas.
Es mucho el recelo que ha despertado el pacto sellado. Se habla mucho de la libertad de elección de canal como un derecho irrenunciable, aunque hasta ahora se basó en una situación alegal por resolver. Pero el problema de fondo es otro. Si Terribas hubiese presenciado después de las elecciones catalanas de 2006 a los miembros del actual tripartito de gobierno repartirse el control de los medios de comunicación públicos como parte de su pacto de gobierno, se hubiese quedado atónita (y seguramente hubiera dimitido). Entonces entendería qué sucede, porque eso es lo que pasó aquí un año después cuando los componentes del actual pacto de gobierno se repartieron el control directo de los diferentes medios.
Dudo mucho que la propia Terribas alcance a entender la naturaleza soterrada de la polémica suscitada, que va más allá de la letra impresa. Quizá ni lo sabe, a pesar de que es algo pactado, firmado y conocido por todos (¿se lo habrá comentado alguien?). Entonces entendería que el pacto es tácitamente desigual, ya que a ojos de los baleares los protagonistas son una gran televisión "de país" (TV3) y una pequeña televisión "de partido" (IB3).
Como la mujer del César ha de parecer honrada además de serlo, la cadena balear ya puede hacer la mejor gestión posible que nadie dejará de verla como una televisión politizada. Hasta que Baleares no tenga una ley de medios de comunicación y una corporación de radiotelevisión similares a la catalana que garanticen una autonomía del poder político, todo avance será irrisorio.