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54. Debate sobre la Ley electoral

Última Hora, 19 de marzo de 2008
El Mundo-El Día de Baleares, 21 de marzo de 2008

Cada vez más voces piden modificar de la Ley Electoral del Congreso (el Senado es otro tema). El problema no es la Ley D'Hondt, que en sí misma es proporcional, sino la provincia: a más circunscripciones, más beneficiados son los partidos dominantes en las mismas. No son los nacionalistas quienes están representados en exceso, sino terceras fuerzas a nivel estatal o local por defecto: los grandes partidos (PSOE y PP a nivel estatal; CiU y PNV a nivel local) sacan representación en todas sus provincias. Con menos circunscripciones (quizá solo una: el Estado), otros partidos -de voto más disperso, pero muy numeroso- obtendrían representación proporcional a sus votos.

Hay casos flagrantes. El PTE (en 1979) y el PRD de Miquel Roca (en 1986), que con casi 200 mil votos no obtuvieron representación. Los Verdes, con más de 150 mil votos en 1989, se quedaron fuera. El caso más injusto: el CDS, con 415 mil votos en 1993, se quedó sin escaño. Ahora UPyD, con más de 300 mil, ha obtenido uno por los pelos ¿Es posible que cientos de miles de votantes se hayan quedando fuera de las instituciones durante tres décadas, sin que el sistema se haya replanteado la cuestión?

La Transición estableció esta ley electoral para consolidar un sistema de partidos estable, sin un multipartidismo a a la italiana que produjese un constante desgobierno. Al estabilizarse el sistema de partidos la ley electoral no cambió, y a partir de los años 80 se pasó de rosca: fue eliminando terceras fuerzas, que no podían sobrevivir ni como partidos bisagra, y acabaron engullidas por grandes partidos estatales o nacionalistas. Se ha interiorizado de tal manera, que los partidos plantean sus estrategias condicionados por la Ley electoral, actuando más en provincias donde hay escaños en juego. Un buen resultado no lo dan los votos, sino los escaños: y deberían ser lo mismo. Eso es lo grave.