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4. El efecto Calvo

Diario de Mallorca, 1 de marzo de 2007

Hace poco leí en una encuesta de Gadeso que, a tres meses para las elecciones, la batalla por la alcaldía de Palma puede ser mucho más emocionante de lo que cabría esperar. Según ésta, el 40% de los consultados prefieren a Aina Calvo (PSIB) como alcaldesa, ante un 39% que se decanta por Catalina Cirer (PP). Un panorama insólito hace pocos meses, cuando un PSIB segundón se conformaba con esperar que el PP perdiese la mayoría absoluta y confiarlo todo a pactos postelectorales. Una opción poco fiable si tenemos en cuenta el posible descenso del Bloc, las ambigüedades de UM, y la incertidumbre de si Entesa o Esquerra (unidos o por separado) entrarán en Cort.

Es un simple muestreo. Pero deja a las claras que, por fin, el PSIB de Palma presenta una opción que aspira al triunfo. Aina Calvo se muestra como una alternativa de empaque sin apenas aparecer en los medios ni haber iniciado ninguna campaña de imagen, -como lleva tiempo haciendo Miquel Nadal-. Pero su estrategia es otra: trabajo de hormiguita laboriosa, barrio a barrio. Pregunta, escucha, observa y toma nota. Eficaz en distancias cortas, es persuasiva, transmite ilusión y un nuevo aire. En suma: rezuma humanidad y autenticidad, cualidad que muchos desearían para sí mismos.

El empate técnico en la encuesta no es tan sorprendente: su penetración en la ciudadanía es tan sutil como real, tan discreta como pragmática. Cuando empiece la campaña y Calvo aparezca en todos los medios, el efecto puede ser mayor. Cirer ya no tiene enfrente una rival cualquiera: deberá bajar a la arena electoral y ganarse los votos por méritos propios, esforzándose al máximo. El peligro no es perder la mayoría, sino la alcaldía. Esta vez, habrá batalla en Palma.